Una de las barreras que enfrentamos diariamente quienes hacemos consultaría estratégica es la reputación (en algunos casos bien ganada) de vendedores de humos, de arquitectos de castillos de aire. Como miembro de la profesión y como profesor de estrategia, dedico una buena cantidad de tiempo a revertir esa imagen. Invito a todos a unirse al esfuerzo.
Para comenzar, no hay nada mejor como reirse de uno mismo. Aquí un chiste de consultores que es uno de los que más me gusta
Un joven ejecutivo con camisa blanca Hugo Boss y zapatillas DKNY va con su espectacular todoterreno por el campo y se encuentra con un pastor que está cuidando su rebaño. El joven le dice ¿me regala una si adivino cuantas ovejas tiene en su rebaño?
El pastor le dice que sí y el ejecutivo coge el portátil, se conecta a Internet, entra en una página de la Nasa, identifica mediante coordenadas la zona donde está el rebaño y le dice al viejo: Hay 1.347 ovejas y 4 pueden estar embarazadas. El viejo asiente, pero cuando el joven estaba cargando el animal en su coche, añade: ¿me devuelve mi oveja si adivino su profesión? El ejecutivo acepta y el pastor le dice: Usted es consultor. ¿Cómo lo ha adivinado?, responde. Por 3 razones: usted vino sin que yo le llamara, me cobra una oveja por decirme algo que yo ya sé y se nota que no conoce nada de mi negocio porque se estaba llevando a mi perro.
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